Como a eso de los 17 años, me uní a un grupo de chavos que al igual que yo, nos atraía lo sobrehumano, nos pasábamos las horas platicando a la luz de las mortecinas velas, encerrados en una vieja casona abandonada.
En esos entonces la música estruendosa era dueña de mi ser, y no la había adoptado como moda, al igual que el correr, la hice un estilo de vida, motivo por el cual me vestía muy a tono al movimiento que pertenecía, como he dicho; me atraía el lado oscuro, por esa razón, el color negro era mi favorito, pantalones negros, playera negra con algún slogan de mi banda favorita que por lo regular eran dibujos de infiernos, diablos y muerte que habían salido de las mentes retorcidas de algún dibujante “under”, gabradinas o chamarras de piel negras, botas de minero o de soldado y greña larga.
Como comente al inicio, siempre me ha llamado la atención lo increíble, recuerdo que de niño, se me ocurrió ser sacerdote pero por el hecho de que Dios se me hace increíble, un ser mitológico, alguien fuera de la realidad que de ser cierta su existencia, me hubiera gustado haberle conocido pero no, eso era tan divino para alguien tan perverso como yo.
Cierta noche en que la lluvia azotaba el techo de la vieja casona donde nos guarecíamos con algunas botellas de vino, el grupo de chavos de los que les comente, platicábamos acerca de la muerte.
- ¿Qué es la muerte? Pregunte yo
Algunos respondieron al unísono.
- La muerte es llegar al cementerio, lugar donde se pudre tu cuerpo una vez que ha sido abandonado por tu alma.
- No, no, el alma no existe, cuando mueres, muere todo y ya está, no hay más allá ni mas acá.
Aquel que ya estaba divagando por los efectos del alcohol y tomando las palabras que alguna vez dijera Johnny Rotten escupió:
- Como dijera el Rotten; espero morir a los 25 años, para que preocuparme por el futuro.
La lluvia con más rigor dejaba caer su violenta furia, como si quisiera que no habláramos del tema, inclusive algunos truenos y rayos dibujándose en la tenebrosa oscuridad como anunciando esto es vida, porque hablar de muerte.
El viento soplaba con fuertes ráfagas amenazando con apagar la tenue luz de las velas que macabramente dibujaban siluetas fantasmagóricas sobre las desnudas paredes.
Con el calor de algunos tragos, armándome de valor e hinchando el pecho de envalentonado machismo dije:
- Claro que la muerte existe, solo que ella es nuestra amiga y los que duermen en el camposanto, aun respiran vida.
- Tú estás loco, comentaron algunos.
- Claro que no, y se los puedo demostrar.
- ¿Cómo? Preguntaron llenos de expectación y hasta un poco de miedo.
- ¿Quién me acompaña al panteón?
- ¿Para qué?
- Oh!, ustedes acompáñenme y les demostrare que como alguna vez dijo Lovecraft: “porque no está muerto lo que duerme y en los siglos venideros puede volver”.
- ¿Quién diablos es Lovecraft? dijo aquel que ya estaba embrutecido por el alcohol.
Esbozando una pequeña sonrisa diabólica y para tratar de darle más morbosidad al momento les dije:
- Lovecraft es aquel que descubrió una nueva religión, una religión de demonios cósmicos que yacen en el umbral esperando ser desatados para nuevamente posesionarse de la tierra.
Mis ojos a la luz de la luna, destellaban un brillo malicioso puesto que mi encomienda de transportarlos al terror había surtido efecto y agregue:
- ¿Han escuchado alguna vez hablar del libro, el necronomicron?
Por allá se escucho una chillona voz, como enrolándose en el tema y continuar con la velada macabra.
- Yo si, es el libro de los muertos ¿no?
- Efectivamente, conteste, es el libro que contiene conjuros para despertar a esos demonios, libro que esta forrado con piel humana.
- ¡Ah no manches! dijo uno lleno de miedo y santiguándose.
Para esos momentos serian como las doce de la noche, una noche que se tornaba oscura por lo de la lluvia aunque esta ya había amainado un poco.
Uno de ellos grito: - Pero que onda con lo del panteón, vas a ir o tienes miedo ir solo y por eso quieres que te acompañemos.
- Para nada, yo puedo ir solo.
- ¡A que no te atreves!
- ¡Claro que si!
Y sin más, salí hacia la calle con rumbo hacia el cementerio, la lluvia ya había menguado un poco aunque todavía lloviznaba, para esos entonces ya serian como las dos de la madrugada.
De pronto, ya me encontraba en la entrada de aquel lugar donde muchos duermen, debo confesar que si me dio un poco de miedo pero sabía que mis amigos, me habían seguido para cerciorarse que realmente fuera al cementerio, voltee hacia el camino, y efectivamente, unas siluetas se escondían en una esquina, supuse que serian ellos, así que armándome de un valor que por momentos amenazaba con echarse a correr, entre y empecé a caminar entre las tumbas llenas de lodo y húmedas por la lluvia nocturna.
Tome asiento en una cripta y empecé a divagar con enfermos pensamientos, es increíble como la mente nos juega bromas pesadas acorde al momento que se está viviendo.
Si estando en un lugar normal en medio de la oscuridad, tenemos pensamientos mórbidos, imagínense en un cementerio, cualquier ruido por muy leve que sea, este se torna espantoso.
En el reloj iban a dar las 3 de la mañana, la hora en que dicen se abre la puerta de otras dimensiones, o lo que muchos tienden a llamar, las puertas del infierno.
De pronto un gran trueno ilumino el oscuro cielo y un viento infernal se desato sobre mi diminuto ser, como intentando llevarme a un mundo de horror.
Como si los perros a lo lejos percibieran lo que estaba sucediendo, empezaron a soltar un coro infernal de aullidos que erizaban los cabellos.
La tumba en la cual me encontraba sentado, se hundió para tragarme en sus fauces, un escalofrío invadió todo mi ser y un ambiente helado que calaba hasta los huesos me envolvió por completo, un grito de terror trataba de salir de mi garganta pero esta se encontraba muda de miedo, un olor putrefacto entraba por mis fosas nasales y el nauseabundo lugar me invitaba a vomitar, sentía que algo aprisionaba mi ser, con desesperación trataba de salir del seol en el que me encontraba arañando las lodosas paredes pero algo , me jalaba hacia el infierno, sentía como eran rasgadas mis pantorrillas pero en ese momento debido al terror en el que me encontraba, era insensible al dolor.
Como pude salí de aquel maldito lugar y empecé a correr con loca desesperación serpenteando por la lodosas tumbas, cayendo entre ellas y golpeándome diversa partes del cuerpo, al salir hacia las aun dormidas calles de esa putrefacta ciudad, corría gritando con desesperación, por algunas ventanas, gente se asomaba sin atreverse a salir, algunos hasta se santiguaban al ver ese cuadro de terror, es todo lo que recuerdo, después de ahí ya no mas.
La gente dice que horas después, y ya con el sol en todo lo alto, como si este tratara de borrar aquella noche maldita, fue encontrado un chico como de 17 años con las pantorrillas sangrantes, la ropa hecha jirones, los ojos desorbitados y balbuceando incoherencias, algo así como:
- ¡Estan vivos………….iiia……..uuoooowwwooo……Lovecraft tenía razón………aaaarrrrggggghhhh………el libro de los muertos…….. jaaakkkkkaaaa…..solo están dormidos……..goowodltw…….una nueva religión ha nacido!
Fue llevado al hospital pero al parecer no reaccionaba, dicen que quedo tocado del cerebro, después de muchos años se le ha vuelto a ver, algunos dicen que de lo mal que quedo, hoy en día corre maratones como intentando volver a ese mundo irreal e increíble.
Ahhh caray... Un relato bastante bueno, tan bueno que si cierro los ojos puedo ver el panteón obscuro con una silueta negra sentada en una tumba.
ResponderBorrarUna nueva faceta de tu personalidad que dejas al descubierto, quien imaginaria que dentro de un corredor hay una chispa de escritor del horror.
Hoy dejaste descansar a los gnomos y todas aquellas criaturas nocturnas amigables, para dar paso a los seres de la obscuridad que son capaces de enloquecer al mas valiente de los hombres.
Muy buen relato... felicidades!!!
Saludos!
Muchisimas gracias mi buen Alfredo, esa es la idea al escribir, transportarlos al momento y vivirlo en la imaginacion, je je je!!!
BorrarQue padre que te haya gustado, un abrazo hermano.
A los cementerios por la noche no se va! no te lo había dicho tu madre? ayyyy, alma de cántaro! chulísimo
ResponderBorrarJa ja ja!!! si me lo dijo, pero yo pense que solo lo hacia para asustarme y me durmiera.
BorrarMuchas gracias Celina, recibe un gran abrazo y un beso.
Qué cosas, no? Muy interesante relato Titán. Conozco otro caso de alguien que también le fascinaba lo oscuro, le encantaba leer novelas de terror y misterio, desde clásicos como Edgar Allan Poe hasta contemporáneos como Stephen King. En reuniones de amigos, jugando a asustar, le encantaba sorprenderlos y hacerlos dar alaridos de espanto, y era capaz de infundir tal temor que hasta los hacía incapaces de ir al sanitario. Ahora, además de seguir creyendo en la existencia de demonios, también creé en el Dios de la Biblia, en quien tampoco creía, y se ha vuelto estudioso de ésta. Ah, y también corre maratones (o lo intenta)!
ResponderBorrarSi existe la luz, existe la oscuridad, si existe Dios existe el diablo, je je je!!!
BorrarEso es lo bonito de alguna manera, vivir lo que uno pregona sin caer en el fanatismo. Y pues sigamos corriendo maratones.
Un abrazo y nos vemos en la pista.