Los tímidos raramuris o tarahumaras custodian un secreto milenario que les permite correr distancias enormes, a diario y con gran rapidez, sin cansarse ni lesionarse. Viven en un rincón salvaje y prácticamente impenetrable del planeta, voluntariamente recluidos entre los agudos pliegues de las Barrancas del Cobre, pero son la gente más respetuosa, saludable y feliz del mundo.