Corintios
9:24
Hace algún tiempo leía en el blog de Miguel, y es que perdón,
como dijera Gonzalo, la onda no es fusilarme las ideas de mis hermanos
bloogueros, pero es que en esto del running, estamos tan conectados a nivel
mundial y quien sabe; quizás hasta cósmicamente, que luego a uno se le ocurre
escribir algo, y de repente ves algo similar a lo que tú piensas, claro, no
te quieres quedar con las ganas de tratar el punto con un enfoque muy personal,
y bueno, un día martes, de esos de los que estoy haciendo “escaleras”, al
terminar el entreno, una sensación de alegría y agradecimiento se apodero de mi
ser, dirán que qué cursi o que mam#$%, pero hasta los ojos se me llenaron de agua salada,
esa que llaman lagrimas, en ese momento me nació darle gracias al cielo, a los
arboles del periférico, a la propia escalera, a Dios si es que existe, por el
hecho de haberme dejado entrenar, de terminar mi entreno, y aunque las patitas
me temblaban por lo duro del trabajo, me sentía feliz de haberlo realizado,
porque podía estar ahí en ese momento, cuantos quisieran y no pueden, cuantos
ya no están en el mundo de los vivos y quizás nunca sintieron esa sensación de satisfacción
que da el “running”, por eso, en ese momento era uno de los hombres más felices
del planeta y con esos ánimos estaba listo para enfrentar el día laboral.
En otra ocasión, y al estar haciendo la ultima “largada”
para lo que sería mi 2da maratón, esto allá por julio de 2008, en esa ocasión, había
decidido hacer 40k como ultima distancia de cara a la maratón ahí en el
circuito de 3k del parque Naucalli, muchas veces preguntan que si no es
aburrido correr tantas vueltas y por tanto tiempo, y yo digo: “las combinaciones de
clima estación, luz, sentimientos y pensamientos, siempre son distintos",
y precisamente hablando de pensamientos, en esas largas horas de estar
corriendo, te vuelves absorto, entras como en una especie de trance y por ahí dicen
muchos que es cuando tienes un encuentro con una divinidad.
Hace poco, leía en
Runners Wordl de España, este relato que me pareció agradable y quise
compartirlo con ustedes, quizás algunos ya lo hayan leído y los que no, espero les guste.
Aquella mañana, como todas las demás, Luis fue el más
rápido de entre todos los chavales. Su velocidad y su peculiar manera de
correr –lo hacía descalzo, como el
etíope Abebe Bikila– convertían en inútil cualquier esfuerzo de persecución
por parte del resto del grupo. El pegajoso calor caribeño les había hecho
citarse, como siempre, a primera hora del día para evitar las horas solares
más dañinas. La única diferencia radicaba en aquel señor español que se había
colado entre sus huestes. “¿Qué haría un tipo tan mayor –48 años son muchos cuando tus progenitores
bordean la treintena– madrugando
para medirse en una carrera
con ellos? ¿Los viejos hacen ejercicio?”, se preguntaban.
A sus apenas 15 y 16 años,
aquellos chicos habían presenciado todo tipo de atrocidades, y es que cuando
se habla del conflicto en Colombia suele olvidarse que no sólo incumbe a
guerrilleros, miembros del Ejército o paramilitares, sino que hay muchas víctimas civiles y que, entre ellas, los chavales
suelen quedarse con las peores secuelas
psicológicas. Nada más llegar a la casa de acogida que los carmelitas
tienen en Arjona, el padre Fernando comprobó las barreras que la timidez, la
desconfianza y el miedo levantan. Por esa razón, cuando el deporte surgió como
lugar común para conversar con ellos, no dudó un segundo en usar su pasión por el atletismo como medio de tender un puente hacia
ellos y darles el único sermón que ellos estarían dispuestos a escuchar con
semejante bagaje emocional a cuestas.
- ¿Qué pasaba cuando
intentábamos seguir a Luis, que tenía un ritmo más fuerte que nosotros?
- Que nos quemábamos y nos
cansábamos mucho.
- En una carrera, si te
dejas llevar por alguien lo pagas; hay que estar
muy bien de la cabeza para
que no te marquen el ritmo. Es importante que no os dejéis que nadie en esta
vida os marque el ritmo, ¿de acuerdo? –les preguntó mientras tenía en mente las
ofertas que las mafias narcotraficantes hacían a aquellos jóvenes para
captarlos en sus redes–. Por otra parte, ¿a que habéis tenido ganas de abandonar?
- Sí, sí, estábamos agotados.
- En una carrera de fondo,
parece que no tienes fuerzas, pero luego pasas otro umbral y sigues hasta la
meta. En la vida pasa igual.
Hay montones de veces en que tienes desánimo, cansancio y quieres tirarlo todo
por la borda, pero hay que continuar adelante…
El religioso se sintió satisfecho cuando comprobó que aquel diálogo,
aparentemente superficial, rompía el hermetismo de los chicos y les hacía
reflexionar acerca de su existencia. Después de aquello, pudo alejarse de la
misión con la sensación de haber vivido una experiencia inolvidable y
ratificándose en su objetivo de perseguir que “los maratonianos de la vida que
sienten el cansancio y la tentación de abandonar” continúen.
LA CARRERA DE LA VIDA
Tropezar y levantarnos después.
Continuar el recorrido a pesar del dolor. Ser solidarios con quien va a nuestro
lado y ha perdido el ritmo o, lo que es peor, el rumbo. Seguir adelante sin tener la meta a
la vista. Sacar fuerzas de flaqueza de algún recóndito lugar para llegar
adonde queremos cuando pensábamos que el temido muro acabaría con nosotros.
Olvidarnos del compás que marca el grupo para no quedarnos sin resuello y
seguir nuestro ritmo interior. Intentar
ser protagonistas por unas horas…
¿Hablamos del maratón? ¿O de nuestro día a día? ¿De ambos, quizá? Tan
íntimamente relacionados están el deporte, las pruebas atléticas de fondo en
este caso, y el quehacer cotidiano que basta con fijarse en un ejemplo muy
simple y que todos, con mayor o menor edad, hemos tenido que elaborar alguna
vez: un currículum vitae.
Esasuerte de álbum personal, hecho con palabras, fechas y referencias
de los estudios y trabajos realizados, significa ni más ni menos que “carrera
de la vida”.
Que un madrileño de 50 años, admirador de Joaquín Sabina,
corra no es raro. Que viva en Roma, pase gran parte del año viajando por todo
el mundo por cuestiones de trabajo y saque tiempos muertos para trotar, tampoco.
Que se inicie relativamente tarde (con 23 años) en el atletismo y que sus
amigos le apoden Forrest Gump por llevar casi
tres décadas corriendo, quizá algo más. Que sea un sacerdote católico,
profesor (ahora en excedencia) de Sacramentos en la Universidad Pontificia de
Comillas (Madrid), desde 2007 Prior General de la Orden de los Carmelitas y que
teorice sobre la espiritualidad
intrínseca al deporte quizá
llame más la atención.
Fernando Millán Romeral
(Madrid, 1962), que narraba para Runner’s World ese episodio vivido hace pocos
años junto a chicos castigados por la violencia en Colombia, empezó a correr,
como mucha otra gente, animado por un amigo y porque, como dice, es un deporte
“muy asequible para todos y que no
necesita de mucha parafernalia”. No le tiembla la voz al reconocer que
correr es “una de las cosas más bonitas” que ha experimentado en la vida.
“Corriendo he hecho amigos, he comprendido debilidades humanas, me he emocionado,
he rezado y me he acordado de los que ya abandonaron esta carrera de la vida. Correr me ha hecho más humano”.
En su agenda de cada año, repleta de anotaciones para la
administración y el gobierno de la Orden, viajes para visitar las misiones
carmelitas en el mundo y páginas de escritura y lectura -obligadas unas y placenteras
otras-, siempre hay tres citas
imprescindibles, tan ineludibles como para cambiar en una ocasión los
puntos acumulados en la tarjeta de una compañía aérea para “poder viajar en Business y dormir en el avión” antes de
afrontar una de ellas: el Medio Maratón de Madrid, la Corsa contro il tumore del seno,
en Roma, y, por encima de todas, la San Silvestre Vallecana.
“Es una prueba muy especial: es Nochevieja, nos volvemos
más sentimentales porque echamos
de menos a la gente que nos falta, es la única noche en que los españoles,
como decía Mecano, hacemos algo a la vez, que es comernos las uvas… Y de
repente vas subiendo la avenida de la Albufera, muerto de frío, con la
adrenalina a cien, porque todo Vallecas se tira a la calle a animar. Para mí eso es una experiencia espiritual.
Te acuerdas de la gente que falta y te anima a seguir caminando”, relata el
prior general sobre la prueba madrileña.
De mi parte, hay ocasiones que cuando estoy haciendo un
entreno de calidad, o una muy buena largada, o hasta cuando vamos y terminamos
una competencia, solemos agradecer el hecho de que hemos terminado eso que nos
hemos propuesto.
Y es que como atletas o corredores serios, teniendo
objetivos claros, tomamos las cosas con
mucha seriedad, desde ser disciplinados con los horarios de entreno, hasta ser
muy metódicos con las distancias largas.
Como comente hace un momento, cuando entrenaba por mi
cuenta para mi segunda maratón en el 2008, hice mi última distancia de 40k a
tan solo 3 semanas de la maratón de la Ciudad de México, al finalizar, las
lagrimas inundando mis ojos, alzando los brazos, empecé a aplaudir lleno de
felicidad, a dar gracias al cielo, lo había logrado, había terminado mi última
distancia de 40k y me sentía listo para la maratón.
Las competencias no se quedan atrás, muchos tenemos la
costumbre de segundos antes de dar el pistoletazo de salida, encomendarnos a
quien creemos o veneramos y en la misma ruta, cuando ya no podemos, en mi caso,
suelo platicar con aquellos seres queridos que ya partieron de este mundo, en
pensar en gente que me quiere, me apoya e impulsa a seguir adelante, que cree
en mí, es cuando esto del correr, se torna espiritual y en esos momentos, llego
hasta a platicar con Dios, y no vayan a pensar que estoy blasfemando porque al
final quien soy yo para decir que puedo platicar con Dios.
Por ahi existe que la "oracion del corredor", en la media maraton del dia del padre alla por el mes de junio, es tradicion que se realice una celebracion eucaristica, "la misa del corredor" le llaman, antes de que inicie dicha competencia.
Para finalizar, quizás ya conozcan este escrito, y si no
lo conocen se las comparto, espero les haya gustado esta reflexión.
“Siempre ten presente que...
La piel se arruga, El
pelo se vuelve blanco, Los días se convierten en años... Pero lo importante no
cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el
plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de
partida Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés
vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías vuelve a hacerlo. No vivas de
fotos amarillas... Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
Madre Teresa de Calcuta
Interesante entrada Titán. Sólo un comentario, claro que existe Dios! A Él es a quien debes agradecer los dones que tienes! Un abrazo.
ResponderBorrarMuchas gracias mi buen amigo y compañero Mundo, mejor conocido como "El biblioguero". Hijoles! eso es un tema muy escabroso, al final dicen: "dichoso el que cree sin haber visto a Dios", a lo que me refiero es que cada quien cree en lo que quiere creer y si para unos existe y en el esta depositada su esperanza, pues que bien, pudiera ser que habrá alguno que no, mas sin embargo llevan su vida de buen manera, creo que eso es lo importante. Un abrazo.
BorrarBonita entrada Mauricio. Yo desde el primer día que me calce las zapatillas vi que este deporte tenía un fondo espiritual especial. A veces se lo he dicho a personas que no corren y no lo han entendido. No me importa. Con el tiempo he llegado a la conclusión de que no hay que entenderlo, hay que vivirlo.
ResponderBorrarMuchas gracias Yolanda, es como encontrar el momento en que te fundes con la naturaleza que es creación divina, cuando de horas y horas de estar corriendo, entras un trance tipo meditación, que como dije; es cuando se vuelve mas espiritual y esta esa fuerza especial que te impulsa a terminar tu carrera. Dicen que tratar de explicar porque corro, es como tratar de explicarle los colores a una persona que de nacimiento es ciega, como bien dices; solo cuando lo experimentan, es cuando descubren la magia que esto encierra.
BorrarUn abrazo y beso.
Yo creo en Dios. Hace tiempo vi un documental sobre Gebresselasie en el que decía que por mucho que entrenara si no rezaba a Dios, no llegarías a ganar nunca. Yo no creo que gane nada nunca pero doy gracias todos los días por lo afortunado que me siento con mi vida y con tener la posibilidad de poner un pie delante del otro durante kilómetros y kilómetros.
ResponderBorrarQuien sabe mi buen Sergio, el ganar no esta en ser el numero 1 de la competencia, quizás ganas de muchas maneras. Es cierto que debes tener fe para lograr lo que te propones y siempre agradecer hacia quien creemos el hecho de darnos todo lo que esta a nuestro alrededor y como bien lo dices; somos afortunados por poner un pie delante del otro hasta acumular kilómetros y kilómetros.
BorrarUn abrazo hermano y sigamos disfrutando de este bello deporte.
YO REZO MIENTRAS CORRO, ESOS INSTANTES SON LOS MAS FELICES DE MI VIDA
ResponderBorrarEl rezo es una forma de darle fuerza y vitalidad al espíritu, es como es plus que llega en los momentos de flaqueza, cuando sentimos que ya no podemos.
BorrarUn abrazo mi buen William.
La verdad es que yo soy poco religioso... vamos hombre de pocas creencias, pero respeto todos los puntos de partida si a uno lo hace mas feliz en el devenir de la vida diaria.
ResponderBorrarSolo aquellos que están muertos no dan un paso hacia delante... asi que anda y sera la señal de que te queda mucha vida por delante.
Un abrazo amigo Titan
Al final, hasta para realizar la proeza de correr una maraton requiere de fe Rafa, la fe en uno mismo hermano, asi que anda y sera señal de que te queda mucha vida por delante, je! De igual forma, recibe un afectuoso abrazo.
BorrarCreo que independientemente de religiones y culturas algo fundamental para cualquier persona que persigue un sueño o un objetivo o cualquier cosa en esta vida, es creer.
ResponderBorrarCreer para mí es una de las mejores ayudas ante cualquier adversidad.
Tienes toda la razon Manuel, dichoso el que cree porque el lograra todo lo que se proponga je! Un abrazo hermano.
BorrarEn el video musical "Ayer te ví", el cantante cristiano Jesús Adrian Romero inicia relatando bellamente como trotar se ha convertido en su mejor medio para comunicarse con Dios y para hacerlo real. Encantador este tema!
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