jueves, 15 de noviembre de 2012

UNA NUEVA RELIGION

Sucedió una noche cualquiera, una vez haber terminado con mis labores cotidianas, resulta que hace días el coach había mandado un correo electrónico donde solicitaba que por favor antes de dormir, nos tomáramos el pulso del ritmo cardiaco de igual forma al levantarnos, volviéramos a tomarlo.

Esa maldita noche, la recuerdo muy bien, había colocado la banda del monitor cardiaco sobre mi pecho, en ese momento el reloj marco 45 pulsaciones, a ¡caray! Pensé, están un poco bajas, considerando que siempre ando sobre 60 por minuto.

No le di mucha importancia al asunto y me dispuse a dormir, pasadas unas horas, de pronto empecé a sentir una sensación, como de estar cayendo a un abismo, aunque con los ojos cerrados, sentía que descendía hacia una oscuridad tétrica. Debo confesarles que sentí un panico diabólico, sentía que me faltaba el aire y no podía respirar, me estaba hundiendo y ni siquiera podía gritar ni moverme.

Escuchaba todo lo que sucedía a mi alrededor pero como he dicho, todo era oscuridad, pero no una oscuridad a la que estamos acostumbrados como seres vivientes, no, esta era una oscuridad sepulcral, no sé si esto sea lo que pasan aquellos que abandonan este mundo terrenal y si al final como dicen; existe una luz, yo no la vi, será que mi fin no es llegar al cielo.

Así transcurrieron las horas, las pulsaciones seguían bajando y un frio espectral se había apoderado de mi cuerpo, tenía miedo de lo que seguía, que es lo que me esperaba.

Por la madrugada, como a eso de las 3 de la madrugada pude recobrar ciertos sentidos como la vista y poco a poco mis músculos se destensaron y empezaron a adquirir movilidad, del pulso ni me acordaba en ese momento ya que me encontraba helado, creo que la muerte me había dado el beso que da a aquellos que la acompañan, aunque en mi estupor no entendía bien que estaba pasando.

Sin importar la hora que era en ese momento, me calce la ropa deportiva y salí a correr, en ese momento algo me llamaba a hacerlo y yo sé muy bien que al correr se liberan todas las tensiones, que mejor remedio pensé.

Todavía sobre mi pecho estaba la banda del monitor cardiaco, así como si fuera parte de mi ser, como si la hubieran adherido a mí.

El ritmo cardiaco andaba como loco ya que de repente la pantalla marcaba pulsaciones muy pero muy elevadas y de repente drásticamente descendían hasta cero, ¿será acaso que ya estoy muerto? pensaba para mis adentros, "no, no lo creo, aun estoy aquí, vivo, corriendo".

Las calles de la gran ciudad, para ese momento se encontraban completamente abandonadas por todo vestigio humano, ni siquiera automóviles circulaban por las calles, parecía que todos se habían guarecido de una noche infernal.

La oscuridad que se cernía sobre las casas dormidas, era más negra que de costumbre, inclusive parecía librar una batalla con alguna que otra lámpara que débilmente trataba de iluminar hasta el último rincón de las mortecinas arterias de la ciudad, pero no, la negrura de la noche era más fuerte y hasta parecía que terminaba ganando la batalla.

Había que ir con mucho cuidado, vigilando donde se colocaba el pie y con el temor de pisar en falso y terminar lastimado.

Así iba corriendo, solo en la oscuridad cuando de repente, empecé a sentir que alguien o más bien varios venían detrás de mí para colocarse a mi lado y correr conmigo, trataba de aguzar la vista y no distinguía nada, pero la sensación de que estaban ahí, la tenia.

De repente empezaron a dibujarse unas siluetas borrosas ante mis ojos, trataba de ver que era exactamente lo que estaba sucediendo pero no alcanzaba a distinguir gran cosa, para ese momento ya no había pulsaciones en mi corazón, parecía que se había largado a dormir y me había dejado solo con mi trance.
 
Las figuras, lo poco que alcanzaba a ver, era que eran extremadamente delgadas, un poco más altas que yo, tenían una cadencia al correr que parecía que flotaban sobre el piso, así íbamos corriendo a la par, serian como unos 5 personajes que me acompañaban aunque no mediaban palabra conmigo.

Poco a poco dejaron ver su apariencia, para ese entonces, y no sé porque razón, y a pesar de que iba corriendo, me encontraba completamente congelado.

Pero ahora si tratare de describir a mis acompañantes nocturnos, ya que para esos entonces ya se habían hecho visibles en su totalidad, como dije; eran extremadamente delgados, tenían una tez cadavérica y eran completamente pálidos, los labios morados, la piel, por lo que pude ver, la tenían pegada a los huesos, fácilmente sobre so rostro, podías distinguir una fisonomía cadavérica, podía darme cuenta que debido a lo delgado que eran, sus desplazamientos eran muy, pero muy rápidos, quizá por ese motivo no intentaba escapar de ellos, sabía que con mucha facilidad me alcanzarían, solo me quedaba esperar a ver que sucedía.

De ropa, no llevaban nada encima, aunque aparentemente tampoco se encontraban desnudos, su pies, de la cintura hasta abajo, eran sumamente delgados, al igual que los brazos y manos, los dedos de las mismas, eran largos y afilados, pero no eran garras. Con esta descripción cualquiera pensaría que eran extraterrestres pero no, eran seres que no eran ni de la tierra, ni del espacio, quizás alguna creación de alguna mente enferma.

Por tan atento a ellos, había perdido el sentido de ruta, no me percate cuando sucedió el cambio, mas de repente ya me encontraba corriendo entre lugares encantados, lugares de pesadillas, en escenarios de terror, todo era tétrico en ese lugar como salido de alguna fantasía diabólica.

Mas de pronto y en un dialecto no utilizado por lengua humana, empezaron comunicarse conmigo, porque razón les entendía, no lo sabía, pero lo que me decían era tan claro para mí, como las aguas cristalinas que alguna vez poblaron la ciudad y hoy en día son ríos de aguas negras y pestilentes.

De lo poco que recuerdo, el dialogo se desarrollo así:

-       Has exagerado mucho en tus objetivos y has llegado al punto en que no eres ni de un lado ni del otro, tu empeño por trascender te ha llevado hacia el camino a zonas lúgubres y mortales, poco a poco te has ido convirtiendo en uno de nosotros, bienvenido al infierno.

A todo esto conteste:

-       ¿Pero cómo es eso? si lo único que he hecho es ejercitarme.

-       Sí, pero entre eso has viajado a mundos que solo mentes enfermas pueden crear, al final tu eres un instrumento de alguien más que muchas veces sirve para motivar y otras veces para atraer súbditos, en tu caso has sido lo segundo, y en cierta forma debemos de estar agradecidos contigo, llegara el momento en que pases, completamente a ser parte de nosotros y vivirás como un “corrfd”.

-       Un ¿qué? Pregunte.

-       Un “corfds”, así nos conocen en el universo astral, hemos creado una nueva religión, somos seres que como tú, buscamos llegar al mas allá, y no nos dimos cuenta cuando cruzamos esa puerta que llaman la cuarta dimensión y hoy habitamos estos lúgubres valles, como te dije al principio, tu ya la has cruzado pero aun no eres completamente de nosotros.

      Alguna vez por ahí escuche alguna referencia hacía estos seres, de algún loco escritor o corredor, "Vayamos a los bosques", creo que así se llamaba el escrito donde lo leí, pero supuse que solo era fantasía de esa mente enferma, pero en este momento, aquí estaban, de forma material ante mi.

-       Entonces ¿cuál será mi destino? pregunte lleno de terror, yo debo regresar de donde provengo, estoy seguro que esta es una maldita pesadilla.

-       ¡Ja ja ja! eso es lo que creen todos cuando llegan aquí, y muchos hoy en día siguen pensando que esto es un sueño, pero ¿qué es un sueño? quizá solo sea un despertar hacia la muerte, un viaje a dimensiones desconocidas donde nunca seres humanos han estado ahí, tú has llegado a esos lugares y por eso estas aquí.

Sintiendo un poco de miedo agregue:

-       Es que yo debo regresar, tengo todavía muchas cosas que hacer.

Aquel ser me respondió:

-       Como ya te dije; aun no eres del todo de nosotros, pero ten por seguro que llegara el momento en que pases a ser por completo uno de los nuestros, es que acaso no muchos te dicen que ya estás muy flaco, es que acaso tus piernas y brazos no son muy similares a los nuestros.

Un frío de ultratumba se apodero de mi ser al voltear y ver mis piernas y brazos, efectivamente, tenían razón, ya que la piel, la tenía por completo adherida a los huesos, donde alguna vez existió carne, no quedaba nada de ello, se podría decir que era solo el pellejo el que forraba mi masa ósea, los dedos de las manos, en cierta forma se tornaban esqueléticos.


-       ¡Es cierto! Grite lleno de terror.

Trate de correr lo más rápido que pudiera y así escapar de una vez por todas de esa pesadilla infernal y para mi desagrado, pude darme cuenta que también flotaba como esos seres demoniacos.

Mi respiración era jadeante, así como aquel que trata de escapar del infierno, aquel que trata de escapar, de sus propios demonios.

No sé como paso, cuando volví en sí, me encontraba en casa con los ojos desorbitados y balbuceando ciertas incoherencias, algo así como:

-       Tarde que temprano me convertiré en un “corfd”, tenían razón, una nueva religión ha nacido, el “terror-running” se apoderara de nosotros, ¡¡¡aaarrrggggghhhhhh!!!!!
 

2 comentarios:

  1. Hola Mauricio, llego a tu blog desde otros blogs amigos. Me ha gustado tu historia mucho, con tu permiso me quedo por aquí. Un saludo desde España y decirte que Mexico ha tenido siempre grandes corredores!

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    1. Que tal Sergio, muchas gracias amigo y para mi es un orgullo y un honor que gente como tu, me visite y decida quedarse.
      Efectivamente, México en la década de los 80 tuvo muy buenos corredores, lastima que hoy en día el semillero se haya acabado, esperemos que regresen las glorias.
      Recibe un fuerte abrazo y de nuevo muchas gracias

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