Se dice que por nuestros pecados fue hecho hombre por
concepción divina, pero el sabia a lo que venía a este mundo.
Quizás yo también sin saberlo, ya estaba destinado a
hacer lo que hoy en día hago, quizás muchos me tiren de blasfemo y loco, pero es que
acaso no fuimos hechos a imagen y semejanza?
Fuimos puestos en este Edén de pasiones para en el día a día
buscar la perfección del alma y tal vez yo busco la perfección del cuerpo.
Y bueno, como dice la historia, creció en la doctrina de
su padre hasta llegado el momento, empezar a recorrer caminos anunciando la
buena nueva.
Y como el yo también recorrí caminos preparándome para lo
que sería mi prueba de 42k, la diferencia es que yo no anunciaba la “buena
nueva”, pero tal vez si llevando el mensaje de que todo puede ser posible, todo
es cuestión de que te decidas a ir por tus sueños y luchar por ellos, que puede
haber días en que sientas que no puedes mas, pero precisamente para eso es la preparación
del día a día para fortalecimiento del alma y del cuerpo.
Llegado el momento y después de haber recorrido kilómetros
y kilómetros, decidió ir al lugar donde se llevaría a cabo su gran prueba,
antes de cenar, mostro a sus amigos que a pesar de ser el maestro, se debe ser
humilde, cosa que a muchos nos falta, si ni siquiera somos honestos con
nosotros mismos, como lo vamos a ser con los demás, y bueno, después ceno y bebió
con sus amigos, y cuantas veces no hemos cenado y convivido con nuestros amig@s
la tan famosa cena de carbohidratos, la neta es que yo a veces hasta un par de
cervezas he bebido.
Después se retiro a orar, los que acostumbramos y creemos
en algo o alguien lo hacemos, y es que al igual que el que en un momento tuvo
miedo de enfrentarse a su prueba, así lo siento yo cada que voy a competir en
42k.
Y una vez empezó su prueba, al inicio estaba fuerte, pero
poco a poco las injurias y sobre todo los golpes hacia su persona empezaron a
mermar su físico.
Y así al iniciar la maratón todo es alegría y felicidad,
pero conforme nos vamos internando en más y más kilómetros, lo duro de la
prueba se va notando y mermando nuestro físico.
Supongo que debido a que él se preparo pues sabía por lo
que iba a pasar, cuando más dura era la prueba, entro en una especie de trance
para soportar todo lo que aun le faltaba por pasar hasta llegar al momento de
la muerte.
Y así después del kilometro 30 - 35 hay muchos que sucumben
ante lo duro de los 42k, muchos caen abatidos por el cansancio y los calambres,
deshidratación, delirios y algunos hasta han sido tocados por la mano de la
muerte.
Se dice que nosotros como maratonistas hemos alcanzado
otro grado de dolor, es por eso que en esos momentos de agonía aguantamos hasta
el final, que otros, o lo que seria los seres normales, desistirían ante el
dolor, es eso lo que nos lleva al final, y es que si, de estar días y días entrenando
y entrenando, tanto haciendo distancias fuertes como trabajos de velocidad, en
ocasiones llevamos al cuerpo al límite, salimos de esa zona de confort para
navegar en la zona anaeróbica o lo que muchos le dan por llamar la zona del
dolor, quizás también entramos en trance como el.
Pasado la etapa de agonía y muerte, regreso de entre los
muertos y hasta del mismo infierno para vestirse de gloria y subir a lo alto
del cielo.
Y así es con nosotros, una vez cruzada la meta de los
42k, nos vestimos de gloria y pasamos al pódium de los grandes.
Espero no lleguen a ofender con esto, pero para muchos esto del correr no nada mas es eso, es un acto de fe, es algo místico y sagrado.
Y cuantas historias no hay detrás de cada maratón, en
este de la Ciudad de Mexico no podían faltar, aquí les dejo uno de tantos que
se esconden detrás de los 42k.
NI
LA MUERTE IMPIDE QUE CORRA MARATÓN
Pese a la muerte, Ana Eugenia Martínez corre junto a Alexis Forcada la 32 edición del #MaratónCdMX de la Ciudad de México, que se celebra hoy. La pareja tenía planeado competir en la ruta capitalina apenas siete meses después de convertirse en padres.
Sin embargo, Ana, de 34 años, y su bebé fallecieron en el trabajo de parto el pasado 1 de febrero. "Nos inscribimos al maratón, pero, como iba a dar a luz, no sabíamos si iba a poder estar lista para completarlo, pero correría la distancia para la que alcanzara a entrenar", recuerda Forcada.
"Cuando muere, decidí que lo correría en su honor. El entrenar también me ayudó un poco para no caer en depresión. La situación fue muy fuerte y necesitaba hacer algo para afrontarla". En su memoria, Forcada, familiares y amigos corren en relevos con las cenizas de Ana y su bebé, Alexis Tonatiuh, con el número 15631.
Aúpa Titan¡¡¡
ResponderBorrarComo bien dices:"todo es posible en esta vida", con trabajo y humildad se puede llegar a conseguir aquello que nos propongamos.....
Descanse en Paz Ana Eugenia y su bebé....
Bonito homenaje, triste pero bonito
ResponderBorrar